Al volver a...

A veces la vida te brinda visiones del futuro: de futuros nefastos y de futuros esperanzadores. En esas ocasiones, la vida te permite vislumbrar lo que va a acontecer y en su defecto, a preparte para capear el temporal o para atrapar esa ráfaga de felicidad.

He llegado a tal punto de mi vida, que esas ráfagas de felicidad no son suficientes para mi adicto cuerpo. Adicto a esa embriagadora muestra de éxtasis que yo coronaría como la jodida vida perfecta. ¿Quién no ha querido capturar esas instantáneas? ¿Quién no ha querido vivir ese constante sueño día sí y día también?

Permitidme que os cuente mi secreto: cuando la vida te da conocer cuando aparecerá ese instante de felicidad, yo loco de atar, me preparo. Una canción, una ropa en particular, una comida, una colonia... Son mis armas. Listo para conquistar. Mi secreto es simple, consiste en usar estas armas antes de la batalla. Al volver victoriosos, el arma que hayáis usado estará impregnado de esa victoria, de ese momento de felicidad capturado. Una persona, un día, una estación del año, un lugar, un viaje... Son los trofeos capturados.

Al volver a usar esa colonia, el rostro de una chica de ojos verdes y ese pelo infinitamente ondulado aparecerán otra vez. Al volver vestir esa camiseta, tu cuerpo sentirá una vez más esos largos días de verano sentado en algún campo en mitad de ninguna parte. Al volver a escuchar esa canción, recordarás tus peripecias en algún barrio de la ciudad de Toronto. Al volver a comer esa gominola estarás otra vez en...

Ahora te toca a ti escribir tu historia, capturar tus momentos y fluir en tus emociones. Una y otra vez... Una y otra vez.